Veo

Una bebé durmiendo al lado de mamá

en la pura tranquilidad de la confianza,

en un mundo despierto que espera a papá
en el fiero anhelo del temor.

Una mujer susurrando al vacío de la noche
en la extensa libertad de la distancia
de un entorno que grita por mañana
en un encierro autoinfligido, privador.

Una madre que se guarda con su prole
bajo el tierno cobijo de su hogar
en un espacio que se abre lo distinto
tras un violento y forzado despertar.

Veo vida que vive sin terminar
en la vibrante realeza de la esperanza
en medio del caos que hace recomenzar
en la quietud de la mentira y la fragilidad.

Un suelo estable que abraza lo natural
en la suave firmeza de una realidad
dentro de un espacio simulado
que sólo se mueve sin parar.

Veo aves cantándole al cielo
en la alegre rutina de un día más
entre otras vidas que guardan silencio
en un triste y frustrado deseo de cambiar.

Una tierra cuyo himno clama "libertad!",
la esencia misma de la claridad,
con voces que opacan otras voces
creando confusión para controlar.

Una calle que avanza hacia un camino
en la convicción de poder llevar a un lugar
en una ciudad cerrada sin tener puertas
por la ilusión de no tener a donde llegar.

Veo un niño jugando a los ojos de un familiar
en la dulce certeza de la seguridad
en un terreno desconocido y cerrado
por una ilógica y amarga incertidumbre total.

Veo una niña escribiendo en su celular
en la tierna esperanza de la posibilidad,
en una sociedad que borraba historias
en su desgastado intento de evitar
la expansión de la verdad.


30 Apr 2020